En la banda de los Razers, todo aquel que quisiera ser
alguien debía obedecer al líder. Pese a parecer una banda como otra cualquiera,
la experiencia de su cabecilla los estaba convirtiendo en una fuerza muy
importante no solo en los barrios bajos, sino en toda la ciudad de Guadalajara.
El jefe, Ernesto Dos Campos era un hombre mayor, de unos 50 años. Pese a parecer
el típico cincuentón con su sombrero de paja, su camisa de manga corta azul con
un botón desabrochado y pantalones cortos, su astucia y su fuerza estaban al
mismo nivel que un joven. De hecho, controlaba el tráfico de heroína y
anfetaminas de la ciudad, superando a los Zetas, los cuales pensaban negociar
con él un acuerdo pacífico, con el que los Razers conseguirían armamento de alta
gama como rifles de asalto y granadas, a cambio de un pago mensual del 30%
de lo ganado. Su habilidad para los negocios era casi insuperable. Pero
si había llegado tan alto era por su fuerza. Desde joven vivió más en la calle
que en casa, y tras meterse en una pequeña banda demostró poder dar pelea a
cualquiera. No había perdido ninguna pelea limpia, y si alguno sacaba una
navaja, él no tenía miedo de quitársela y dársela a su manera. Gracias a
aquellas historias se había ganado el nombre de Pulso Férreo. Aún a sus 52 años
da pelea a los más jóvenes y para poder ser un Razer debes de luchar sin miedo
contra él y de manera limpia. Posiblemente acabes sangrando, pero él sabe que
eso solo son pequeños golpes. Si deseas entrar en la banda, debes enfrentarte
al dolor del patriarca Ernesto y salir por tus propios medios.
Javier Navarro.
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